La obesidad influye de forma negativa en la calidad de vida y sobre todo en la movilidad de nuestro día a día, perjudicando también la vida social y la salud mental. Cabe destacar que 6 de cada 10 adultos presentan exceso de peso, Argentina es uno de los tres países de la región con más ventas anuales de productos ultraprocesados, por persona se consumen 131 litros anuales de bebidas gaseosas. El consumo de frutas disminuyó un 41% y el de verduras un 21%.
Algunas recomendaciones
Es muy importante la elección de los alimentos seleccionados, pues gracias a ella es que se puede controlar y prevenir el exceso de peso. Aumentar el consumo de frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos. Incorporando las diferentes variedades de cada uno de ellos.
Reducir la ingesta de grasas, azúcares y sodio, reduciendo el consumo de productos comerciales ultraprocesados y que su consumo sea una eventualidad.
Comer varias veces al día fruta y verdura, así como legumbres, cereales integrales y frutos secos.
Elegir agua para hidratarse.
La actividad física juega un papel crucial en la prevención y manejo del sobrepeso y la obesidad, porque incrementa el gasto de energía que puede conducir a la pérdida de peso cuando se combina con una alimentación adecuada. También ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y a regular el metabolismo de la glucosa y las grasas.
Sumando minutos de movimiento además, también se suman beneficios para la salud más allá de la pérdida de peso, ya que la actividad física regular mejora la salud cardiovascular, la fuerza muscular, la flexibilidad, el equilibrio y la salud mental, independientemente de los cambios en el peso corporal.
Se recomienda seguir las directrices generales de actividad física para adultos, ajustando la intensidad y duración según las capacidades y limitaciones individuales. Iniciar con actividad de baja intensidad y aumentar gradualmente puede ser una estrategia efectiva. Es importante buscar orientación profesional para diseñar un programa de actividad física que sea seguro y efectivo.
La elección del tipo de actividad física y su duración debe enfocarse en la seguridad, la sostenibilidad y la efectividad para promover la pérdida de peso y mejorar la salud general.
Algunas recomendaciones
Las actividades aeróbicas de baja a moderada intensidad como caminar, nadar, andar en bicicleta y clases de gimnasia en agua son excelentes opciones. Estas actividades son menos impactantes en las articulaciones y pueden realizarse durante períodos más largos.
No debemos olvidar la importancia del entrenamiento de fuerza realizando levantamiento de cargas ligeras a moderadas o ejercicios con el propio peso corporal dos o más días a la semana.
También es muy útil incorporar actividades de flexibilidad y equilibrio como yoga y pilates, ya que estos pueden mejorar la flexibilidad, el equilibrio y la fuerza del núcleo, además de ofrecer beneficios para la salud mental.
En cuanto a la duración del estímulo debería tenerse en cuenta que para aquellos que son nuevos en la actividad física o tienen un nivel de condición física bajo, comenzar con sesiones cortas (10-15 minutos) y aumentar gradualmente la duración puede ser un enfoque efectivo.
El objetivo a futuro debería ser poder cumplir la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de acumular al menos entre 2 a 5 horas de actividad física de intensidad moderada, o de 1 a 3 horas de actividad física de intensidad vigorosa, o una combinación equivalente de ambas a lo largo de la semana para adultos, incluidos aquellos con sobrepeso u obesidad.
Todo aumento, tanto en la duración como la intensidad de la actividad física debe realizarse de forma gradual para evitar lesiones y promover la adherencia a largo plazo. Es importante incorporar una variedad de actividades para trabajar diferentes grupos musculares y evitar el aburrimiento.