“Fue una muy linda experiencia; encontrarme con vecinas con quienes formamos una amistad y aprender que, desde lo simple que es una semilla, podemos obtener el alimento de todos los días, más en estos momentos difíciles que estamos atravesando. Es muy valioso poder dejar ese aprendizaje a nuestros hijos, a través del cultivo, generando un vínculo más fuerte con ellos”, indicó.
Junto con otras familias del barrio, participó del armado del invernadero escuela, que les permitió adquirir conocimientos, como paso previo a la construcción del propio, en sus casas. Hasta el momento pudieron cosechar rúcula, achicoria y papa, y ya están pensando en la resiembra.
“Estamos todos maravillados; no podemos creer lo que pasa en este proceso de vida. Todos los días te sorprende, es prueba y error, y al final una alegría inmensa cuando llega el tiempo de la cosecha”, explicó Ana.
Nicolás Riquelme, delegado de Desarrollo Humano en la zona Andina, destacó en tanto, el trabajo coordinado de las diferentes áreas de gobierno y el INTA, organismo que tuvo a su cargo las capacitaciones.
“Estamos finalizando una primera etapa del programa, que permitió que se capacite a diez familias. También obtuvieron un microtúnel, que es un invernadero chico para instalar en su hogar, y producir sus propios alimentos”, indicó.
El programa Invernaderos, miles de oportunidades, del plan Río Negro Nutre, permitió la construcción de invernaderos escuela en diferentes localidades de la provincia, y está llevando adelante capacitaciones para cientos de familias.